
¿Se te perdió el pastor? Reflexionemos juntos
Es una gran realidad 🙌. Muchos se preguntan: “¿Dónde está mi pastor? ¿Por qué no me ha llamado o visitado?”. Pero, ¿alguna vez te has detenido a pensar dónde lo dejaste tú?
Es una gran realidad 🙌. Muchos se preguntan: “¿Dónde está mi pastor? ¿Por qué no me ha llamado o visitado?”. Pero, ¿alguna vez te has detenido a pensar dónde lo dejaste tú? Es fácil hablar de la parábola de las 99 ovejas y la que se perdió, pero olvidamos que el pastor también es una oveja del Señor, también es tu prójimo.
El sacrificio y el precio del llamado pastoral
Ser pastor no es un simple título, es un llamado que implica renuncia, sacrificio y entrega diaria. Los pastores llevan sobre sus hombros no solo su propio caminar con Dios, sino también las cargas, lágrimas, alegrías y luchas de cada miembro de su congregación. Muchas veces, mientras otros descansan, el pastor ora, visita, escucha, aconseja y sirve, muchas veces en silencio y sin esperar reconocimiento.
La Biblia nos recuerda el precio de este llamado:
“Obedeced a vuestros pastores, y sujetaos a ellos; porque ellos velan por vuestras almas, como quienes han de dar cuenta; para que lo hagan con alegría, y no quejándose, porque esto no os es provechoso.”
Hebreos 13:17
El pastor no es un superhéroe, es un siervo de Dios que también necesita palabras de ánimo, oración y apoyo. A veces, quienes más dan, son los que menos reciben. ¿Cuántas veces has orado por tu pastor? ¿Cuántas veces le has dado un abrazo sincero, un mensaje de aliento, o simplemente un “gracias” por su labor?
Un llamado a la madurez y al honor
La madurez espiritual no solo se mide por cuánto recibimos, sino por cuánto damos y honramos a quienes Dios ha puesto para guiarnos. El apóstol Pablo exhorta:
“Los ancianos que gobiernan bien, sean tenidos por dignos de doble honor, mayormente los que trabajan en predicar y enseñar.”
1 Timoteo 5:17
Honrar a nuestros pastores es un mandato bíblico. No se trata solo de esperar, sino de ser parte activa del cuerpo de Cristo, apoyando y reconociendo a quienes dedican su vida al servicio del Señor y de Su iglesia.
Rompe el hielo, busca, honra
¿Se te perdió tu pastor? Escríbele. Da tú el primer paso. Recuerda que el pastor sigue trabajando, tal vez más de lo que imaginas, enfrentando nuevos desafíos y necesidades. No permitas que la indiferencia o la crítica sean tu respuesta. Madura, crece y sé parte de la solución.
A veces, los pastores también necesitan ser buscados, no solo como ovejas, sino como hermanos en la fe. Ellos también necesitan sentir el amor y la gratitud de su rebaño.
Con mucho amor y respeto para todos los hombres y mujeres que han aceptado el llamado de pastorear, que han pagado el precio en lágrimas, oración y sacrificio. Que Dios les fortalezca y les recompense abundantemente.
“De oídas te había oído; mas ahora mis ojos te ven.”
Job 42:5
¡Honremos a nuestros pastores, oremos por ellos y caminemos juntos en amor y unidad!
Autor Desconocido, versión enriquecida para honrar el sacrificio y el llamado pastoral.
Si esta reflexión ha impactado su vida, le invitamos a que pueda compartirla y sea de bendición para alguien más. ¡Dios le bendiga grandemente!